Información exclusivamente dirigida a medico calificados.
Sr. doctor considere la legislacion de su pais antes de implementar cualquier terapeutica aqui sugerida.
Imagen: sangre reaccionando con Peróxido de Hidrógeno
MAS OXIGENO
Hay otras maneras de introducir cantidades extra de oxígeno en el organismo que han demostrado producir resultados extraordinariamente positivos sobre diferentes afecciones, incluido el cáncer.
Una de estas formas consiste en utilizar el peróxido de hidrógeno o, también, peróxido de magnesio. El primero le puede resultar familiar pues se trata, ni más ni menos, que del "agua oxigenada" comunmente usada como antiséptico en muchos hogares.
El "agua oxigenada" o solución de peróxido de hidrógeno al 3% tiene en su molécula un átomo más de oxígeno. Mientras la fórmula química del agua corriente es H2O, la del "agua oxigenada" es H2O2. Los preparados de "agua oxigenada" para uso doméstico son diluciones al 3% de peróxido de hidrógeno. El átomo adicional de oxígeno le proporciona un gran poder oxidante y esterilizante. Sin embargo sus efectos antimicrobianos son considerados un tanto fugaces pues la catalasa (una enzima presente en los tejidos del cuerpo) la descompone rápidamente en agua y oxígeno molecular. Y es precisamente este oxígeno el que resulta tan interesante como para dedicarle un capítulo.
El uso del peróxido de hidrógeno, de manera adecuada, por vía interna es un método extraordinariamente barato y eficaz para introducir oxígeno puro en los tejidos corporales, estimulando el normal metabolismo oxidativo y dificultando el de las células cancerosas. Asimismo se ha demostrado que el peróxido de hidrógeno favorece la eliminación de toxinas derivadas de la misma actividad metabólica al estimular numerosas enzimas.
UN COMPUESTO AMIGABLE
El peróxido de hidrógeno se produce normalmente en nuestro organismo como eslabón del propio metabolismo. También es usado como arma química por los macrófagos para eliminar bacterias, hongos u otros microorganismos extraños. Por otra parte, se sabe que es un gran estimulador de los linfocitos NK (NK = Natural Killer o asesinos por naturaleza) que son células especializadas en destruir, entre otros elementos extraños, a las células cancerosas. Si bien hace algún tiempo se pensaba que se trataba de un elemento residual peligroso hoy no hay más remedio que reconocer que cumple funciones importantísimas en nuestro organismo, aunque la mayoría de ellas sean bastante desconocidas.
Numerosas frutas y verduras contienen proporciones variables de peróxido de hidrógeno. También se encuentra en destacables proporciones en el calostro de las lactantes, que tan importante es para el buen desarrollo del bebé.
Se ha utilizado el peróxido de hidrógeno por vía interna, desde hace más de un siglo, en el tratamiento de la sífilis, asma, enfisema, artritis y otros procesos reumáticos y con no poco éxito a tenor de los numerosos testimonios y resultados que se han publicado. Es bastante conocido que el famoso Dr.Christian Barnard (a quien se atribuyó el primer transplante de corazón) utilizó el peróxido de hidrógeno para tratar su artritis.
Son tantos los trabajos científicos serios que existen sobre el tratamiento con peróxido de hidrógeno que creo innecesario abultar este texto con ellos. En las experiencias con animales se consiguen remisiones completas de diversos tipos de tumores tan sólo con añadir al agua de beber una pequeña proporción de este compuesto. Algunos de los textos propuestos en la sección de bibliografía le proporcionarán una base de datos más amplia.
Mientras tanto vayamos a lo práctico.
¿Cómo se utiliza el peróxido de hidrógeno?
- En forma de perfusiones intravenosas de una solución de 3 mililitros de peróxido de hidrógeno al 35% y 7,5 mililitros de dimetilsulfóxido al 99,9% en 250 mililitros de solución de dextrosa al 5%. Perfusión lenta, tardando en completarla unas dos horas. Obviamente este tratamiento sólo puede efectuarse en clínicas especializadas.
- Por vía oral, diluyendo treinta (30) gotas de agua oxigenada al 3% en 250 c.c. (centímetros cúbicos o mililitros) de agua destilada. O bien, tres (3) gotas de peróxido de hidrógeno al 35% en el mismo volumen de agua.
Esta cantidad se bebe tres veces al día, siempre con el estómago vacío.
Cada día se van aumentando diez (10) gotas en el primer caso o una (1) en el segundo hasta llegar a doscientoscincuenta (250) o veinticinco (25), según la solución elegida.
En algunos casos llega un momento en que la disolución produce sensación de náusea. En este caso se disminuye secuencialmente el número de gotas hasta que no produzca malestar alguno. Encontrada la dosis tolerable se continúa tomándola tres veces al día hasta que los resultados sean concluyentemente positivos.
A partir de entonces la dosis tolerada se toma un día sí y otro no durante una semana. Luego cada tres días durante dos semanas más. Después cada cuatro días durante tres semanas. Finalmente entre 50 y 150 gotas (5 y 15 si se utiliza peróxido de hidrógeno al 35%) una vez por semana.
Puede repetirse el tratamiento desde el principio tras tres meses con la dosis de mantenimiento. Lo ideal es que después de un tratamiento inicial de catorce semanas pueda prescindirse del peróxido de hidrógeno al estar siguiendo el resto de las indicaciones de este libro.
Muy importante: No se puede utilizar "agua oxigenada" que contenga estabilizantes químicos. No se puede utilizar "agua oxigenada" neutra y/o estabilizada. Asegúrese de obtener una solución pura de peróxido de hidrógeno al 3%. Pregunte al farmacéutico o a su médico. Eso si, no piense que encontrará a muchos dispuestos a apoyarle para seguir este tratamiento dado que el que no haya hecho un esfuerzo intencional para documentarse simplemente no tendrá información sobre las posibilidades del peróxido de hidrógeno en el tratamiento del cáncer. Todo ello a pesar de existir una amplísima información publicada y numerosas experiencias concluyentes.
El peróxido de hidrógeno al 35% no debe ser tomado jamás sin diluir pues podría producir lesiones químicas.
Existen otros preparados que comercialmente denominan "oxígeno estabilizado". La mayor parte a base de compuestos de varios átomos de oxígeno por molécula. Otros presentan peróxido de hidrógeno estabilizado en un compuesto de jugo de Aloe vera que, según dicen, evita la sensación de náusea con las dosis más elevadas. Finalmente también se comercializan cápsulas o polve de peróxido magnésico. Todos estos preparados pudieran resultar interesantes y sus precios son muy variables. En todo caso no tengo todavía experiencias prácticas con ellos. Si se decide a usarlos siga las indicaciones del fabricante.
El peróxido de magnesio que se presenta en forma de polvo blanco, ligero, casi insoluble en agua se suele tomar en la cantidad de 150 a 500 miligramos tres veces al día, acompañados de bastante agua o, mejor, revolviendo el polvo de cada toma en 250 c.c. o mililitros de agua destilada. Funciona igual que el peróxido de hidrógeno, incluyendo sus benéficos efectos en la gota y el reumatismo. También puede resultar algo laxante a las dosis más altas.
OTRAS APLICACIONES:
Las soluciones de peróxido de hidrógeno al 3% (agua oxigenada) diluidas, a su vez, al 50% en agua se pueden usar como un buen antiséptico bucal en la prevención de afecciones dentales, bucales y faríngeas realizando enjuagues, buches o gargarismos.
El tratamiento propuesto en este capítulo también resulta de particular interés en todas las patologías que cursan, o derivan de, una mala oxigenación de los tejidos como: crisis de angina de pecho, asma, enfisema, bronquitis crónica, sinusitis, candidiasis, dolores de cabeza, pérdida de memoria o vivacidad intelectual y fatiga crónica. En tales casos se añaden veinte (20) gotas de la solución de peróxido de hidrógeno al 3% a 250 c.c. o mililitros de agua destilada tomándolo tres veces al día, siempre con el estómago vacío. A esta cantidad debe llegarse progresivamente comenzando por diez gotas tres veces al día y subiendo una gota cada dos días hasta alcanzar la recomendada.
Lo anterior es también muy útil para aquellos que han sido operados o tratados con quimioterapia o radioterapia, para dificultar el desarrollo de recidivas por medio de la correcta oxigenación tisular.
UNA BUENA RECOMENDACION
Tomar diariamente un suplemento vitamínico-mineral rico en antioxidantes es de interés general y, aún más, en el curso de la aplicación de terapias oxidantes. Consígase un buen suplemento nutricional rico en antioxidantes y tómelo en medio de las comidas. Mejorará extraordinariamente la respuesta de su organismo.
Una de estas formas consiste en utilizar el peróxido de hidrógeno o, también, peróxido de magnesio. El primero le puede resultar familiar pues se trata, ni más ni menos, que del "agua oxigenada" comunmente usada como antiséptico en muchos hogares.
El "agua oxigenada" o solución de peróxido de hidrógeno al 3% tiene en su molécula un átomo más de oxígeno. Mientras la fórmula química del agua corriente es H2O, la del "agua oxigenada" es H2O2. Los preparados de "agua oxigenada" para uso doméstico son diluciones al 3% de peróxido de hidrógeno. El átomo adicional de oxígeno le proporciona un gran poder oxidante y esterilizante. Sin embargo sus efectos antimicrobianos son considerados un tanto fugaces pues la catalasa (una enzima presente en los tejidos del cuerpo) la descompone rápidamente en agua y oxígeno molecular. Y es precisamente este oxígeno el que resulta tan interesante como para dedicarle un capítulo.
El uso del peróxido de hidrógeno, de manera adecuada, por vía interna es un método extraordinariamente barato y eficaz para introducir oxígeno puro en los tejidos corporales, estimulando el normal metabolismo oxidativo y dificultando el de las células cancerosas. Asimismo se ha demostrado que el peróxido de hidrógeno favorece la eliminación de toxinas derivadas de la misma actividad metabólica al estimular numerosas enzimas.
UN COMPUESTO AMIGABLE
El peróxido de hidrógeno se produce normalmente en nuestro organismo como eslabón del propio metabolismo. También es usado como arma química por los macrófagos para eliminar bacterias, hongos u otros microorganismos extraños. Por otra parte, se sabe que es un gran estimulador de los linfocitos NK (NK = Natural Killer o asesinos por naturaleza) que son células especializadas en destruir, entre otros elementos extraños, a las células cancerosas. Si bien hace algún tiempo se pensaba que se trataba de un elemento residual peligroso hoy no hay más remedio que reconocer que cumple funciones importantísimas en nuestro organismo, aunque la mayoría de ellas sean bastante desconocidas.
Numerosas frutas y verduras contienen proporciones variables de peróxido de hidrógeno. También se encuentra en destacables proporciones en el calostro de las lactantes, que tan importante es para el buen desarrollo del bebé.
Se ha utilizado el peróxido de hidrógeno por vía interna, desde hace más de un siglo, en el tratamiento de la sífilis, asma, enfisema, artritis y otros procesos reumáticos y con no poco éxito a tenor de los numerosos testimonios y resultados que se han publicado. Es bastante conocido que el famoso Dr.Christian Barnard (a quien se atribuyó el primer transplante de corazón) utilizó el peróxido de hidrógeno para tratar su artritis.
Son tantos los trabajos científicos serios que existen sobre el tratamiento con peróxido de hidrógeno que creo innecesario abultar este texto con ellos. En las experiencias con animales se consiguen remisiones completas de diversos tipos de tumores tan sólo con añadir al agua de beber una pequeña proporción de este compuesto. Algunos de los textos propuestos en la sección de bibliografía le proporcionarán una base de datos más amplia.
Mientras tanto vayamos a lo práctico.
¿Cómo se utiliza el peróxido de hidrógeno?
- En forma de perfusiones intravenosas de una solución de 3 mililitros de peróxido de hidrógeno al 35% y 7,5 mililitros de dimetilsulfóxido al 99,9% en 250 mililitros de solución de dextrosa al 5%. Perfusión lenta, tardando en completarla unas dos horas. Obviamente este tratamiento sólo puede efectuarse en clínicas especializadas.
- Por vía oral, diluyendo treinta (30) gotas de agua oxigenada al 3% en 250 c.c. (centímetros cúbicos o mililitros) de agua destilada. O bien, tres (3) gotas de peróxido de hidrógeno al 35% en el mismo volumen de agua.
Esta cantidad se bebe tres veces al día, siempre con el estómago vacío.
Cada día se van aumentando diez (10) gotas en el primer caso o una (1) en el segundo hasta llegar a doscientoscincuenta (250) o veinticinco (25), según la solución elegida.
En algunos casos llega un momento en que la disolución produce sensación de náusea. En este caso se disminuye secuencialmente el número de gotas hasta que no produzca malestar alguno. Encontrada la dosis tolerable se continúa tomándola tres veces al día hasta que los resultados sean concluyentemente positivos.
A partir de entonces la dosis tolerada se toma un día sí y otro no durante una semana. Luego cada tres días durante dos semanas más. Después cada cuatro días durante tres semanas. Finalmente entre 50 y 150 gotas (5 y 15 si se utiliza peróxido de hidrógeno al 35%) una vez por semana.
Puede repetirse el tratamiento desde el principio tras tres meses con la dosis de mantenimiento. Lo ideal es que después de un tratamiento inicial de catorce semanas pueda prescindirse del peróxido de hidrógeno al estar siguiendo el resto de las indicaciones de este libro.
Muy importante: No se puede utilizar "agua oxigenada" que contenga estabilizantes químicos. No se puede utilizar "agua oxigenada" neutra y/o estabilizada. Asegúrese de obtener una solución pura de peróxido de hidrógeno al 3%. Pregunte al farmacéutico o a su médico. Eso si, no piense que encontrará a muchos dispuestos a apoyarle para seguir este tratamiento dado que el que no haya hecho un esfuerzo intencional para documentarse simplemente no tendrá información sobre las posibilidades del peróxido de hidrógeno en el tratamiento del cáncer. Todo ello a pesar de existir una amplísima información publicada y numerosas experiencias concluyentes.
El peróxido de hidrógeno al 35% no debe ser tomado jamás sin diluir pues podría producir lesiones químicas.
Existen otros preparados que comercialmente denominan "oxígeno estabilizado". La mayor parte a base de compuestos de varios átomos de oxígeno por molécula. Otros presentan peróxido de hidrógeno estabilizado en un compuesto de jugo de Aloe vera que, según dicen, evita la sensación de náusea con las dosis más elevadas. Finalmente también se comercializan cápsulas o polve de peróxido magnésico. Todos estos preparados pudieran resultar interesantes y sus precios son muy variables. En todo caso no tengo todavía experiencias prácticas con ellos. Si se decide a usarlos siga las indicaciones del fabricante.
El peróxido de magnesio que se presenta en forma de polvo blanco, ligero, casi insoluble en agua se suele tomar en la cantidad de 150 a 500 miligramos tres veces al día, acompañados de bastante agua o, mejor, revolviendo el polvo de cada toma en 250 c.c. o mililitros de agua destilada. Funciona igual que el peróxido de hidrógeno, incluyendo sus benéficos efectos en la gota y el reumatismo. También puede resultar algo laxante a las dosis más altas.
OTRAS APLICACIONES:
Las soluciones de peróxido de hidrógeno al 3% (agua oxigenada) diluidas, a su vez, al 50% en agua se pueden usar como un buen antiséptico bucal en la prevención de afecciones dentales, bucales y faríngeas realizando enjuagues, buches o gargarismos.
El tratamiento propuesto en este capítulo también resulta de particular interés en todas las patologías que cursan, o derivan de, una mala oxigenación de los tejidos como: crisis de angina de pecho, asma, enfisema, bronquitis crónica, sinusitis, candidiasis, dolores de cabeza, pérdida de memoria o vivacidad intelectual y fatiga crónica. En tales casos se añaden veinte (20) gotas de la solución de peróxido de hidrógeno al 3% a 250 c.c. o mililitros de agua destilada tomándolo tres veces al día, siempre con el estómago vacío. A esta cantidad debe llegarse progresivamente comenzando por diez gotas tres veces al día y subiendo una gota cada dos días hasta alcanzar la recomendada.
Lo anterior es también muy útil para aquellos que han sido operados o tratados con quimioterapia o radioterapia, para dificultar el desarrollo de recidivas por medio de la correcta oxigenación tisular.
UNA BUENA RECOMENDACION
Tomar diariamente un suplemento vitamínico-mineral rico en antioxidantes es de interés general y, aún más, en el curso de la aplicación de terapias oxidantes. Consígase un buen suplemento nutricional rico en antioxidantes y tómelo en medio de las comidas. Mejorará extraordinariamente la respuesta de su organismo.